martes, 17 de abril de 2012

TU ESCUELA - LA MÍA


No necesito una escuela donde haya ordenadores, ni tampoco con posters, ni siquiera creo que necesitemos muchos libros, los pupitres son lo de menos y una pizarra, bueno… prefiero muchos bolígrafos y folios para poder dibujar que me encanta.
Puede que el colegio esté lejos de mi casa pero iré cada día más alegre que el anterior, allí estaremos todos los niños mayores, medianos y pequeños, no importa el número. Podremos relacionarnos y aprender de otros. Todo lo que aprendamos estoy segura nos servirá en un futuro. Quiero que cada niño aprenda a leer y escribir para que sea feliz.
Nos basta con que alguien nos ayude si lo necesitamos, con ganas se superan las adversidades. Pero lo que realmente necesito es poder ir cada día sin excepción para algún día estar ocupando el lugar de mi profesora. 


Al leer este texto simulado, nos damos cuenta rápidamente, que no es lo que pedirían ninguno de los niños a los que conocemos.
Los niños que conocemos piden un ordenador para cada uno, detestan los libros y ven el colegio como una obligación. No saben todas las puertas que no se abren si no vamos al colegio, ni se han parado a pensar como sería su vida sin saber leer ni escribir.
Pues esta es la situación de millones de niños que no pueden asistir a la escuela y ya no solo eso.
El aprendizaje comienza al nacer la y estos niños no reciben en esta etapa, debido a las limitaciones sociales, escolares y familiares, toda la atención  educativa que  necesitan para que su futuro académico y posteriormente laboral no se vea condicionado.
Como decíamos anteriormente, esto no es solo tarea de las escuelas, también de las familias y las comunidades donde se desarrollan aprendizajes fundamentales. Pero hay que saber que los niños provenientes de familias en situación de marginalidad necesitan mayor atención para intentar compensar las carencias del ámbito familiar y social para contribuir a romper este círculo de pobreza.
El círculo de pobreza une la falta de acceso a la educación, con la situación de empobrecimiento y exclusión social, sumado a carencias nutricionales, inadecuados cuidados sanitarios que dan lugar a enfermedades. El resultado del juego de la pescadilla que se muerde la cola son doscientos millones de niños menores de cinco años que no logran desarrollar todas las capacidades que deberían.
Una atención educativa a la primera infancia (AEPI) es el primer paso para logar el segundo objetivo y para que esta sea de calidad debería de incluir los siguientes términos:
  • Reconocer la importancia de esta etapa educativa.
  • Asegurar el acceso de todos a la educación en igualdad de condiciones. 
  • Tener infraestructuras adecuadas.
  •  Docentes y cuidadores con buena formación.
  •  Implicación de las familias.
  •  Inversión en educación.
  • Coordinación entre gobiernos.

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