No necesito una escuela donde haya
ordenadores, ni tampoco con posters, ni siquiera creo que necesitemos muchos
libros, los pupitres son lo de menos y una pizarra, bueno… prefiero muchos
bolígrafos y folios para poder dibujar que me encanta.
Puede que el colegio esté lejos de
mi casa pero iré cada día más alegre que el anterior, allí estaremos todos los
niños mayores, medianos y pequeños, no importa el número. Podremos
relacionarnos y aprender de otros. Todo lo que aprendamos estoy segura nos servirá
en un futuro. Quiero que cada niño aprenda a leer y escribir para que sea
feliz.
Nos basta con que alguien nos ayude
si lo necesitamos, con ganas se superan las adversidades. Pero lo que realmente
necesito es poder ir cada día sin excepción para algún día estar ocupando el
lugar de mi profesora.
Al leer este texto simulado, nos damos cuenta
rápidamente, que no es lo que pedirían ninguno de los niños a los que
conocemos.
Los niños que conocemos piden un ordenador para cada uno,
detestan los libros y ven el colegio como una obligación. No saben todas las
puertas que no se abren si no vamos al colegio, ni se han parado a pensar como
sería su vida sin saber leer ni escribir.
Pues esta es la situación de millones de niños que no
pueden asistir a la escuela y ya no solo eso.
El aprendizaje comienza al nacer la y estos niños no
reciben en esta etapa, debido a las limitaciones sociales, escolares y
familiares, toda la atención educativa
que necesitan para que su futuro
académico y posteriormente laboral no se vea condicionado.
Como decíamos anteriormente, esto no es solo tarea de las
escuelas, también de las familias y las comunidades donde se desarrollan
aprendizajes fundamentales. Pero hay que saber que los niños provenientes de
familias en situación de marginalidad necesitan mayor atención para intentar
compensar las carencias del ámbito familiar y social para contribuir a romper
este círculo de pobreza.
El círculo de pobreza une la falta de acceso a la
educación, con la situación de empobrecimiento y exclusión social, sumado a
carencias nutricionales, inadecuados cuidados sanitarios que dan lugar a
enfermedades. El resultado del juego de la pescadilla que se muerde la cola son
doscientos millones de niños menores de cinco años que no logran desarrollar
todas las capacidades que deberían.
Una atención educativa a la primera infancia (AEPI) es el
primer paso para logar el segundo objetivo y para que esta sea de calidad debería
de incluir los siguientes términos:
- Reconocer la importancia de esta etapa educativa.
- Asegurar el acceso de todos a la educación en igualdad de condiciones.
- Tener infraestructuras adecuadas.
- Docentes y cuidadores con buena formación.
- Implicación de las familias.
- Inversión en educación.
- Coordinación entre gobiernos.